Hunt: Showdown 1896 - Frau Perchta

Este DLC contiene dos cazadoras, dos armas y un consumible: - Perchta: Amanecer (cazadora) - Perchta: Anochecer (cazadora) - Colmillo Invernal (Martini-Henry) - Enmarañada (LeMat) - Avalancha (bomba de fragmentación) Las antiguas historias y los cuentos de hadas más oscuros hablan de los justicieros invernales, que recompensan a los buenos y castigan a los malos. La peor de todos ellos es una criatura conocida como Frau Perchta, a la que el paso del tiempo no ha ablandado. Es un ser compuesto por pieles, colmillos, garras y horrores que, en forma de mujer, saca las entrañas a base de cortes en el abdomen. Una bestia que cambia del anochecer al amanecer. Quienes se oponen a la corrupción, desde los valles olvidados hasta las cumbres glaciares, tienen que estar hechos de una pasta más dura. Hasta Luisiana llegó la historia de una de esas personas; alguien que había perdido la identidad entre la sangre de la nieve y había vestido el manto de Frau Perchta, un cuento infantil creado para atemorizar a los niños. Hija de un campesino y nacida en lo alto de las montañas; todo lo que queda de esa vida son recuerdos medio olvidados de aquellas mañanas llevando a pastar al ganado. Un padre volviendo a casa de noche en pleno invierno. Una moneda de plata prometida a una buena hija y desperdiciada en alcohol. Una mano levantada a una madre protestona. Una mano levantada demasiadas veces. Cuando se alzó el sol al amanecer, apareció un cadáver con el abdomen abierto en dos y las entrañas devoradas por las bestias. Desde Luisiana, llamaron a Perchta, pero la única respuesta fue el silencio. Quienes habían extendido los rumores fueron tachados de necios, y quienes los creyeron tuvieron que abandonar el pueblo, humillados. Sin embargo, en lo más profundo del invierno, cuando el amanecer se abría paso en el Pantano, aparecían guirnaldas de vísceras colgadas de los árboles. Los malos se enfrentaban a su castigo cada anochecer. Se estaban escribiendo nuevos capítulos de aquella vieja historia; la Caza se había vuelto aún más salvaje.